Costura invisible | Por Verónica Molas
De tan claro, el verde se aclara aún más. La luz lo enciende y lo acerca al borde del escenario, como en un teatro imaginario. Es terciopelo, superficie deseable, cercana, un pequeño llano bañado por un antiguo sol o un reflejo nuevo. Casi imposible, y a la vez conocido. Definitivamente irreal.
La imagen es una puesta deliberada, sucede bajo un regazo de poderosos cielos, apuntalada en los árboles, acodada en las aguas circundantes: se la llamó paisaje. En su actual obra, Julia Romano recobra el artificio de este género de la pintura bajo sus propios métodos. Como cuando torna más vigoroso al agrisado río de antaño, y lo revive en otro río, de turquesa muy profundo ¿De dónde provienen sus reflejos cada vez más espejados? ¿Cómo fueron capturados?
La curva del río, el recodo del camino, el excelso verdor que rodea. Una composición cuidada, enmarcada. Tiene siglos esta mirada. Una vista aprendida, asimilada ¿Cómo saber qué lugar es, si es uno y es otro al mismo tiempo?
La costura invisible de las imágenes de la artista desalienta cualquier especulación, aunque levanta una sospecha. La mirada lee estas obras como sabe hacerlo: con el modelo ya incorporado de la pintura clásica. Sin embargo, un misterioso mecanismo atrae hacia estas obras de Julia Romano. Es justamente esa operación imperceptible que potencia la imagen a la vez que las vuelve tan memorables. ¿Nos recuerda a algo ya conocido, pero de quién, de dónde?
Juegos de espejos, de parecidos.
Lo que hay detrás de cada imagen apropiada o construida, y de nuevo vuelta a componer produce calma y sosiego, y al mismo tiempo un vivo resplandor. Lo que viene de atrás no sólo ilumina, vuelve más inconfundibles los inconfundibles cielos neblinosos.
Una cuidadosa operación de disección (ella lo llamará collage) ha tenido lugar previamente en esta escena creada por la artista, después de varias capas, del paso del cedazo. Su tamiz es muy preciso y eficaz. Y el encantamiento, inevitable.
Evidenciar la trama secreta de cada imagen implicaría revelar el ilusionismo que deviene recorte, incluso una contaminación, casi una fusión: la incisión silenciosa, en el corazón de una pintura europea, de una toma fotográfica de algún otro lugar. La extrañeza se apodera de la imagen, desorienta.
Su fotografía, tanto como los óleos del 1700 y 1800 a los que recurre para su fin, sea la campiña inglesa de Thomas Gainsborough, o la española, en las pinturas del belga Carlos de Haes, o las de Italia de Claudio de Lorena, tienen el tiempo de nuestra visión. Aquellas pinturas vendrán a funcionar con los años como naturalizada mirilla para hacernos ver cualquier otro entorno (un boscoso rincón latinoamericano), como paisaje. Todas ellas vienen de una mirada construida (“vemos lo que conocemos” nos recordará John Berger). El paisaje, constructo, adquisición cultural (Alain Roger), ha surgido como término en el ámbito del arte (existe por él), advierte Javier Maderuelo.
De esta manera, en “Estudios sobre el Paisaje”, título de esta serie de fotografías y collage digitales, la artista continúa su investigación de los últimos años, intensificando esa convivencia entre la fotografía, la pintura y lo arbóreo con diferentes resultados.
Julia Romano comenzó deconstruyendo el paisaje, tomando sus partes, señalando una desnaturalización mientras las apariencias parecían hablarnos de otras cosas, como la belleza de este mundo. En paralelo, armó (en sus instalaciones) un paisaje propio en contundentes formaciones florales de colores saturados. Toda su obra venía a esbozar un mismo plan, que refina cada vez más en un sentido, aunque no único, predominante. El mundo se constituye en la mirada, y es el mismo bajo los párpados del paisaje.
Verónica Molas
Link: http://artis-comunica.blogspot.com.ar/2013/07/julia-romano-esta-llegando-artis-galeria.html
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Invisible Stitches (Fragment from the text by Verónica Molas. Córdoba, 2013)
The invisible stitches among the images discourage any speculation, they arouse suspicion, though. Our eyes read these works as they are used to: with the already internalized model of classic painting. Nevertheless, a mysterious mechanism attracts us to Julia Romano’s work. It is just this imperceptible operation that empowers the images and makes them so memorable. It makes us remember something that we already know, but who by or where from?
Games of mirrors, of resemblances.
Her photography, as well as the paintings from the 1700 and 1800’s that the artist has chosen to work with –being them the English countryside by Thomas Gainsborough or the Spanish one by Carlos De Haes or even the Italian one by Claudio De Lorena- have the time of our eyesight. Those paintings, along the years, will become a naturalized pattern, to see any other place (a Latin American woody spot), as landscape.
All of them depend on a constructed way of looking at things (we see what we know, says John Berger). Landscape, a creation, a cultural acquisition (Alain Roger), has emerged as a concept within the field of the arts and, as Javier Maderuelo points out, it is also to the arts that it owes its existence.
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Verónica Molas (Córdoba, 1971) es periodista de arte, curadora y dibujante. Licenciada en Comunicación Social (Universidad Nacional de Córdoba). Escribe en la sección arte del diario La Voz del Interior, la revista cultural Ciudad Equis (Córdoba) y Arte Al Día (Buenos Aires). Ha publicado notas en otros medios culturales (gráfica, televisión, proyectos web), y en catálogos y libros de artistas de Córdoba. Coordina la Sala de Exposiciones de Exposiciones de la Universidad Blas Pascal, desde 2009 y ha realizado curadurías en museos y otros espacios independientes. Contacto: veronica.molas@gmail.com