Elige tu propio jardín

 

PorDemian Orosz
Julia Romano reúne sus investigaciones sobre el paisaje en la muestra “Un mundo aparte del mundo”.

Un barrio con muchos baldíos, un lugar semi salvaje donde una chica podía dedicarse a hacer chozas o encontrar flores para armar un ramo silvestre. En ese territorio de la infancia Julia Romano sitúa su primera atracción por la naturaleza, que después devino en el cultivo de una forma muy particular de trabajar el paisaje, de transformarlo y volverlo vivencia, de interrogarlo.

La artista se crió en Villa María, a una cuadra del Río Tercero. “Cuando vine a Córdoba a estudiar arte, a esos 140 kilómetros por la pampa húmeda los hice miles de veces, y evidentemente se hicieron mi rutina, devinieron mi hábitat”, recuerda. Y ubica el momento en que un género pictórico de cuatro siglos se incrustó en su arte: “Cuando empiezo a estudiar sobre las teorías contemporáneas del paisaje, empiezo a revisar y reflexionar sobre la forma en que vemos y representamos toda nuestra realidad”.

 

La premiada obra de Julia Romano está fuertemente vinculada a la investigación sobre el paisaje y los sistemas de representación determinados por una sensibilidad y una mirada humanas: para que haya paisaje no alcanza con que haya naturaleza, bosques o ríos, montañas u horizontes; se precisa un punto de vista, un relato. El paisaje es una construcción cultural.

“Un mundo aparte del mundo”, la muestra que la artista presenta en la galería Sasha D., repasa alrededor de una década de trabajo a través de un conjunto de series que enfatizan, ya desde sus títulos, el artificio y la manipulación que implican sus paisajes. Las series reunidas son “Arquitectura de paisajes”, “Paisajes dorados”, “Paisajes construidos”, “Estudios sobre el paisaje”, “La representación del paisaje” y “Paisajes culturales”. En las últimas tres Romano se abocó con mayor profundidad a la indagación del género, su concepción a lo largo de la historia del arte occidental y su resurgimiento en las teorías culturalistas contemporáneas.

Junto a fotografías y collages digitales, la muestra reúne también, expuestos en vitrinas, un variado conjunto de objetos, libros y otras referencias que funcionan como ventanas a la intimidad de su trabajo.

 

Romano interpela, modifica y se mete entre los pasadizos de distintas tradiciones. Cruza a la naturaleza con lo artificial y fuerza ambas dimensiones para que se encuentren en una zona mixta, enrarecida. “Mi obra tranquilamente puede ser muy hermosa o muy cursi –sostiene la artista–. Puede ser armoniosa y relacionarse con lo bello del arte (el paisaje siempre ha estado dentro de la categoría de lo Bello) o tener muchos rasgos kitsch, ser de mal gusto y relacionarse con lo puramente ornamental. Este diálogo, esta tensión, me gusta mucho, me lleva a reflexionar sobre los cánones estéticos impuestos y los que nos imponemos al mirar. Me interesa manipular aquello que una generalidad percibe como bello y transformarlo en una cosa que deja lugar a dudas. Me interesa manipular las formas en que se viene representando el paisaje en estos 400 años de vida y saber que tengo las herramientas para pensarlo desde el lugar donde vivo (ya no desde una historia del arte oficial), con mis experiencias, mis recuerdos, mis deseos, mi mirada latinoamericana”.

La flor más exótica de “Un mundo aparte del mundo” es la instalación de un jardín artificial concebido para el deleite. Materialización de una pequeña Arcadia, refugio, oasis o paraíso provisorio: la propia etimología del término “Paraíso”, de origen persa, remite a la idea de un jardín cercado, protegido de la amenazante naturaleza exterior.

La gráfica de la muestra, que invita a probar el procedimiento con el que trabaja la artista, tiene instrucciones para recortar y armar un paisaje que el visitante pueda modificar y luego poner sobre un estante. Un viaje en miniatura a otro mundo (aparte del mundo), que cada uno puede diseñar a su medida.

Para ver. La muestra “Un mundo aparte del mundo”, con curaduría de Paula Lorén y Blanca Freytes, se puede visitar hasta fines de esta semana en la Galería Sasha D (Pringles 1553, esquina Bulnes)